"Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre." (Hebreos 13:5-6)
Todos
los seres humanos en algún momento se preocupan por lo material. El que tiene
poco, porque no le alcanza; y el que tiene mucho se preocupa porque quiere tener más, o quizá tema
perder lo que ha logrado. Y aunque pudiera parecer natural y hasta normal, existe una línea muy delgada entre la preocupación por lo material, y el amor al dinero. En los cristianos el afán por lo material debería ser reducido al
mínimo.
La
Biblia explica en Génesis 3:17-19 (favor leerlo) que parte de la maldición por
el pecado fue entrar en un afán y dificultad permanente para conseguir el pan.
Pero en Cristo, toda maldición es quitada y los cristianos podemos volver a
disfrutar de la comunión con Dios, confiando en sus cuidados paternales y su
provisión. ¡La Biblia enseña que TODAS nuestras necesidades están cubiertas en
Cristo! Filipenses 4:19 dice: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús."
El
pasaje de Hebreos describe cómo quiere Dios que vivamos los cristianos respecto
a lo material:
a) Sin avaricia: es decir, libres de amor al
dinero. Pero nos explica que desde el momento en que nuestra preocupación es
excesiva, ¡ya caímos en amor al dinero! Jesús dijo "Ninguno puede servir a dos señores... No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo, NO OS AFANÉIS..." (Mateo 6:24-26). Es interesante notar que Jesús previene contra el afán en un contexto donde el dinero podría tomar el lugar de Dios en el corazón.
¿Y qué lugar le asigna Jesús a las cosas materiales? ¿Acaso es pecado anhelarlas o pedirlas? No, pero el Señor les da un lugar secundario respecto a las cosas espirituales; son añadiduras: "...y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33b). ¡Caer en amor al dinero es peligroso! 1ª
Timoteo 6:9-10 nos previene de sus terribles consecuencias (Por favor léelo).
b) Contentos con lo que tenemos, es decir,
satisfechos y agradecidos. 1ª Timoteo 6:6-8 nos dice cómo practicar el
contentamiento: agradeciendo a Dios por las cosas pequeñas y cotidianas, aquellas que damos por sentado. Dándole gracias por el sustento (la comida, el trabajo, la salud) y el abrigo (la casa, la ropa, el medio de transporte). ¿Significa que no le podemos pedir? Sí podemos, todos tenemos necesidades; pero siempre hagámoslo con humildad y acción de gracias: "Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias." (Filipenses
4:6).
c) Recordando sus promesas diariamente, y orando cuando sentimos temor. El pasaje de Hebreos que leímos cita varios versículos
del antiguo testamento “porque él dijo…” “de manera que podemos decir
confiadamente…” etc. Ir a la Palabra y orar cuando estamos afligidos, es la mejor manera de vencer la preocupación material.
Oigamos la voz de Dios recordándonos que Él es nuestro
Pastor, ¡y nada nos faltará!