¿Las ha escuchado? Son frases muy particulares, con un lenguaje peculiar. Están cada vez más de moda en muchos círculos cristianos, especialmente en círculos apostólicos/proféticos de tipo neo-pentecostal: "Soy un ciudadano del reino", "tengo derecho a lo mejor, porque pertenezco al reino", "tienes que vivir bajo los principios del reino", "no tienes mentalidad de reino", "soy una princesa guerrera, porque soy hija de un rey". Aunque las frases en sí no son del todo malas, y tienen algo de verdad, lastimosamente el significado y el enfoque que se les da es material y antibíblico. Todo procede de un error doctrinal peligroso: "el reino ahora".
¿"CIUDADANOS DEL REINO"?
Pablo les recordó a los Filipenses (ciudadanos romanos, por cierto muy orgullosos y seguros de su ciudadanía terrenal) que su ciudadanía está en los cielos, de donde esperaban al Salvador Jesucristo. Es decir que todo creyente es ciudadano del reino de los cielos.
Muchos piensan que el reino de Dios es terrenal, y por eso creen que el
cristiano debe tener mucho dinero, prosperidad, éxito material, lujos, poder
económico, poder político, etc. Dicen “debo tener prosperidad; después de todo,
¡soy hijo de un Rey!” Pero Jesús dijo: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino
fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a
los judíos; pero mi reino no es de aquí.” (Juan 18:36)
También dijo: "en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." (Juan 16:33). Podríamos citar verso tras verso, ejemplo tras ejemplo de cómo los verdaderos ciudadanos del reino NO SIEMPRE tienen prosperidad. De hecho, a menudo los apóstoles y los cristianos eran perseguidos injustamente, y sufrían por la causa de Cristo. Este mundo caído lleno de sufrimientos no es el hogar de los creyentes.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
El reino de Dios es espiritual, y significa que Cristo
venció sobre el pecado en la cruz, venció también a la muerte, y hoy ha sido
hecho Rey sobre toda creación: Filipenses 2:5-11, Hebreos 1:8, Apocalipsis
19:11-16. (favor leer)
Jesús explicó por medio de ejemplos y parábolas el concepto del reino de Dios (Mateo 13:31-52) y en cada una, siempre se refería al evangelio, a la salvación, al cumplimiento de las profecías del antiguo testamento en Cristo. Solo una mala interpretación bíblica podría hablar del "reino de Dios" como algo material relacionado a prosperidad y riquezas. Los proponentes del "evangelio de la prosperidad" no se han dado cuenta que su mensaje e interpretación es en realidad 100% carnal y produce muchas falsas conversiones.
El reino de Dios SERÁ TERRENAL a futuro. En su primera venida,
Jesús vino como siervo humilde y sufriente. En su segunda venida, regresará como Rey Todopoderoso y Soberano, y
establecerá su reino milenial aquí en la tierra, y nosotros ahí si vamos a
reinar con él. La falsa enseñanza del "reino ahora" interpreta pasajes bíblicos referentes al reino milenial, y los aplica a la vida en la tierra antes de la segunda venida.
En resumen, el REINO DE DIOS viene a través del Evangelio, cuando Cristo es proclamado rey de nuestra vida y nuestro corazón. Es
cuando por Gracia Divina bajamos del trono al YO y a la carne, y en su lugar reina Cristo. Es cuando nos sometemos en obediencia a lo que dice su Palabra. Así Cristo es Rey y Señor, victorioso sobre el pecado, la muerte y Satanás.
SOMOS CIUDADANOS DEL REINO CUANDO DIOS "NOS HA LIBRADO DE LA POTESTAD DE LAS TINIEBLAS, Y TRASLADADO AL REINO DE SU AMADO HIJO, EN QUIEN TENEMOS REDENCIÓN POR SU SANGRE, EL PERDÓN DE PECADOS." (COLOSENSES 1:13)
-Por eso
dice Jesús “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Está diciendo “preocúpese porque Cristo
sea su rey, preocúpese por someterse a la Palabra de Dios, preocúpese por lo
espiritual, y el Señor se encargará de lo material.” Por supuesto que Dios provee y cuida se los suyos, pero no es su enfoque ni debe ser prioridad lo material, sino una añadidura a la salvación, que es la principal bendición.
¿Eres salvo? Felicidades, eres un ciudadano del Reino de Cristo. Quizá en esta tierra no seas poderoso ni rico, pero tienes un tesoro mucho mayor en los cielos: tu herencia eterna y la salvación de tu alma, la cual está segura y garantizada por el Espíritu Santo que te ha sido dado.
"haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, ahí estará también vuestro corazón." (Mateo 6:20-21).
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