Monday, February 20, 2017

SEÑOR, QUIERO APRENDER A AMARTE

"Éste es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado." (1ª Juan 1:5-7)

El amor humano es tan frágil, es cambiante, variable, y en el peor de los casos hasta traicionero. Nuestro amor por el prójimo y por el Señor es débil y frágil. Hoy sentimos que amamos, pero mañana ese sentimiento puede cambiar. Podemos incluso decir que amamos mucho al Señor, solo para fallarle y negarle miserablemente de un momento al otro. Pero gracias a Dios que el amor no consiste en que nosotros amemos a Dios; nuestra relación con Dios no depende de nuestra capacidad para amar: “EN ESTO CONSISTE EL AMOR, NO EN QUE NOSOTROS HAYAMOS AMADO A DIOS, SINO EN QUE ÉL NOS AMÓ A NOSOTROS, Y ENVIÓ A SU HIJO EN PROPICIACIÓN POR NUESTROS PECADOS.” (1ª Juan 4:10).

Hoy recordamos una verdad poderosa: “NOSOTROS LE AMAMOS A ÉL, PORQUE ÉL NOS AMÓ PRIMERO.” (1ª Juan 4:19). Es porque Dios nos ama con amor eterno, con amor perfecto siendo pecadores, que hoy tenemos salvación y esperanza. Su amor por nosotros fue demostrado claramente en la cruz: Romanos 5:8 y Juan 3:16.

Sin embargo, Dios nos quiere enseñar a amarle a él como él nos ha amado. Quiere que aprendamos a amar al prójimo con el amor que procede de Él. Quiere que su amor se perfeccione en nosotros. El Señor dejó un solo gran
mandamiento: que amemos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas, y
a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

En el pasaje que leímos, el apóstol Juan nos da cuatro indicadores que nos ayudarán a saber: ¿qué tanto amo
verdaderamente al Señor? ¿Qué tanto el amor de Dios se ha perfeccionado en mi? ¿cuál es el obstáculo para mi
crecimiento espiritual? Y ¿cómo puedo crecer en amor por Dios y el prójimo?

PRIMER INDICADOR: ANDAR EN LA LUZ (1ª Juan 1:5-7). El cristiano que verdaderamente ama al Señor, anda en su
luz. Esto no significa “ser perfecto y sin pecado” sino ser humilde y sincero, reconociendo nuestras áreas débiles
delante de él, para que él nos vaya perfeccionando. (ver versículos del 8-10). Un estorbo al crecimiento espiritual es
el pecado oculto y la doble vida. Eso es andar en tinieblas, negar y ocultar nuestras faltas. El Señor quiere que las
admitamos con humildad, y que nos dejemos ministrar por su gracia. Leer Hebreos 4:15-16.

SEGUNDO INDICADOR: AMAR Y GUARDAR SU PALABRA (1ª Juan 2:3-6). El cristiano que de verdad ama al Señor, ama Su Palabra. No se puede decir que le amamos, si Su Palabra nos aburre. Dice el Pastor John MacArthur: “debemos
oírla, leerla, estudiarla, memorizarla y aplicarla”. La pregunta es: ¿qué tanto permanecemos en su Palabra durante
la semana? ¿En verdad la meditamos y aplicamos?

LA PRÓXIMA SEMANA, EL PASTOR CONTINUARÁ SU MENSAJE, EN EL QUE NOS DARÁ DOS INDICADORES MÁS.

(Para la segunda parte de este artículo, favor leer "AMO A DIOS, PERO ODIO A MI VECINO").

AMO A DIOS, PERO ODIO A MI VECINO

"El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos." (1ª Juan 2:9-11)

El amor humano es frágil y cambiante. El hombre promete amor, pero luego falla. Por sí mismo, su corazón traicionero es incapaz de amar verdaderamente. Esto es verdad tanto para amar a Dios, como para amar al prójimo; sin embargo, la Biblia nos dice que el amor consiste en que Dios nos amó primero, enviando a Jesús por nosotros. (Ver 1ª Juan 4:10, Romanos 5:8, Juan 3:16).

Ahora su eterno amor se está perfeccionando en nosotros, habilitándonos para que amemos al prójimo y a Dios como respuesta a su bondad. Dios quiere que los cristianos aprendamos a amar como Él nos ha amado. En 1ª de Juan se nos dan 4 indicadores para saber qué tanto amamos al Señor. Lo valioso de estos indicadores es que no solo sirven de
“termómetro” para nuestra relación con Dios; sino también nos ofrecen un camino para crecer espiritualmente en el
amor del Señor.

La semana pasada vimos los primeros dos indicadores: 1) Andar en luz (1ª Juan 1:6-9), lo cual significa vivir sin pecado oculto, acercándonos constantemente al trono de la gracia, confesando al Señor nuestras faltas y recibiendo su
perdón y limpieza. 2) Amar y guardar su Palabra (1ª Juan 2:4-6), pues cuando amamos la Palabra de Dios, nos
enamoramos más y más del Señor. Esta semana conoceremos los últimos dos indicadores:

TERCER INDICADOR: AMOR AL PRÓJIMO (1ª Juan 2:9-11). Cuando un creyente verdaderamente ha nacido de nuevo, Dios lo capacita para
amar aun a personas difíciles. El amor del Señor en nosotros se manifiesta con humildad, mansedumbre, tolerancia y
perdón (Colosenses 3:12-14). No podemos jactarnos de amar a Dios, si se nos ha hecho una costumbre de odiar y
andar resentidos. Leer 1ª Juan 3:14-15, y 4:20-21. Muchos cristianos no crecen espiritualmente, por haber guardado
rencor en su corazón.

Hay tres acciones concretas que nos ayudarán a perdonar: recordar cuánto nos ha perdonado el Señor a nosotros, recordar que el Dios Soberano usará TODO para nuestro bien, y orar diariamente por esa persona que nos dañó, de modo que un día les podamos servir.

CUARTO INDICADOR: DARLE LA ESPALDA AL MUNDO (1ª Juan 2:15-16). Cuando el creyente ha sido impactado por el amor de Dios, no sigue
viviendo igual. Ha muerto al mundo (Gálatas 2:20). El Señor realiza en Él un cambio de corazón, una verdadera metamorfosis, de manera que las cosas
que antes idolatraba hoy las menosprecia, y el deseo de su corazón es Cristo. El primer lugar de su vida lo tiene el Señor. Tiene un cambio de amigos, de ambiente, de prioridades, de deseos. Ya no vive afanado por cosas de este
mundo: dinero, negocios, personas, éxito, placeres.

Y ud. ¿qué tanto ha crecido en amor por el Señor? Evalúese según los cuatro indicadores de primera de Juan.