Este mundo
está lleno de aflicciones y temores. De hecho, es un mundo bajo la maldición del
pecado. Pero los creyentes tenemos esperanza mediante la fe en Jesucristo: “No
se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.” (Juan 14:1)
(Para disfrutar mejor este blog, favor leer Juan capítulo 14:1-26 y tenerlo abierto para su referencia durante la lectura).
Los discípulos están
ante uno de los momentos más tristes y aflictivos de sus vidas. Su maestro y mesías
ha anunciado claramente que va a partir de este mundo, para ir hacia su Padre.
Les ha dicho que, por el momento, no le pueden seguir. Estos son hombres que
durante los últimos tres años, han vivido día y noche con él; le han visto
hacer milagros, han reído juntos, han llorado, han aprendido, y hoy llega el
momento de la separación. Los discípulos tienen miedo y se sienten solos.
Por si fuera poco,
les ha anunciado que uno de ellos le traicionará: Judas Iscariote. Ante la
insistencia de Pedro que él jamás abandonaría al Señor, Jesús le anuncia:
“antes que cante el gallo me negarás tres veces.” La tristeza en los discípulos
es grande, sin embargo el Señor comienza a consolarlos y fortalecerlos con la
Verdad de su Palabra.
Hay 3 verdades que les recuerda, y que nos pueden animar
a los cristianos cuando estamos afligidos o tristes:
1. Este mundo no es
su destino final. El versículo 2 habla de una “casa del Padre” con “muchas
moradas”. ¡El Señor ha preparado un lugar, una casa "no hecha de manos", una herencia "incontaminada e inmarcesible" para nosotros! Debemos recordar que las circunstancias en este mundo son temporales,
y que nuestro destino final es estar en la presencia del Señor por siempre. La
enfermedad es temporal. La escasez es temporal. La debilidad es temporal.
Llegará el día en que el Señor vendrá y nos tomará a sí mismo (V.3). Favor Leer
1ª Tesalonicenses 4:16-18 y Apocalipsis 21:3-4. ¡Veamos al Hijo preparando
lugar para nosotros!
2. Mientras llega el
día, los creyentes tenemos un Padre que nos sostiene. ¡Hemos sido adoptados por el Todopoderoso! Los versículos 6 y 7 nos
recuerdan que por medio de Cristo, tenemos acceso al Padre y hemos sido
adoptados. No estamos en este mundo como huérfanos (v.18). Tenemos un Padre que
podemos conocer (v.7-9), a quién podemos servir (v.12) y de quien podemos
recibir (v.13-14). ¿Por qué afanarnos, si tenemos un Padre que conoce nuestra
necesidad? (Mateo 6:31-33). ¡Nuestro Padre dará buenas dádivas a los que le
piden! ¡Toda buena dádiva y regalo perfecto vienen de Él!
3. Mientras llega el
día, los creyentes tenemos al Espíritu Santo. Los versículos 16-17 hablan del
“consolador” (g.parakletos: abogado que aconseja, que acompaña, que
intercede) que está con nosotros y mora en nosotros. El Espíritu Santo nos ha bautizado, y hoy somos su morada. El Espíritu nos enseña
y recuerda la Palabra. Nos da dirección y discernimiento. Nos santifica y
produce fruto en nosotros (v.26). ¡Nunca estamos solo!
La próxima vez que sintamos tristeza,
aflicción, dudas y temor, recordemos que no estamos solos: ¡El Dios de los cielos, el Altísimo, el Dios trino, eterno y poderoso está con nosotros!