Friday, May 19, 2017

CÓMO ENFRENTAR LAS INJUSTICIAS Y TRAICIONES

Para que disfrutes este blog, lee primero Juan 13:21-30. Si no tienes una Biblia, puedes leerla en línea aquí: www.biblegateway.com



Estamos ante uno de los momentos más emotivos de la vida de Jesús: está anunciando claramente ante sus discípulos la traición que recibiría de parte de uno de ellos. Su voz se quebrantó al afirmarlo (v.21). Y es que en su humanidad, nuestro maestro sufrió uno de los mas grandes dolores: el ser entregado por una persona muy querida, y hasta de su confianza. Judas era el administrador del dinero del grupo (por cierto infiel administrador, ver Juan 12:4-6), y en la mesa estaba ocupando un puesto de honor y confianza. Esto lo vemos cuando el Señor comparte el pan con él.

Las traiciones e injusticias duelen, aún más cuando están hechas por personas que amamos, cercanas a nosotros. Satanás metió sus manos en el asunto: ver Juan 13:2 y 27. Pero hay una verdad poderosa que nos ayudará a manejar las injusticias y traiciones: aun en las peores de ellas, Dios sigue teniendo el control, y sus planes siguen vigentes para nuestra vida. De hecho, Dios en su soberanía usará las traiciones e injusticias para que se cumplan sus propósitos buenos y perfectos en nuestra vida.

La peor traición, el haber entregado al hijo de Dios, ya estaba planeada desde antes de los siglos con un propósito bueno: Hechos 4:27-28. Hasta la forma cómo se identificaría a Judas (Salmos 41:9) y el precio que le pagarían al traidor (Zacarías 11:13) ya estaba escrita. Todo esto nos indica una cosa: las traiciones e injusticias que sufrimos a manos de pecadores, son permitidas por el Dios soberano, con un propósito bueno. ¡Algo bueno sacará el Señor de nuestro dolor!

Por eso, descansemos en su soberanía. Perdonemos como José perdonó a sus hermanos, al comprender que “Dios lo encaminó todo para bien” (Génesis 50:20). Los que nos dañaron, fueron solo instrumentos imperfectos en manos de un Dio perfecto. 

Por último, si nosotros somos los que traicionamos o le fallamos a alguien, ¡recibamos el perdón de Dios en Cristo! Nosotros no somos como Judas, quien no tenía esperanza por no ser verdadero creyente. Somos como Pedro, quien, a pesar de sus muchos defectos y traiciones (haber negado al hijo de Dios), creía que Jesucristo era “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” y por ello recibió perdón, restauración y esperanza. 

JAVIER KARRAÁ 
Pastor General del Centro Familiar de Adoración
San Salvador, El Salvador, C.A.
https://www.facebook.com/pastorjavierkarraa



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